Las despedidas. Las odio. Conozco gente que es muy práctica o que se predispone muy bien antes de despedirse de alguien que le importa, un amigo, un pololo, amante, hermana, madre, etc., quizás sea un antídoto para disociarse del dolor que provoca una despedida.
Yo nunca he podido encontrarle el truco, porque no creo que despedirse sea fácil. Todo lo contrario. Creo que despedirse es una de las cosas que muchas veces he procrastinado por el simple hecho de no querer enfrentarme a ese momento en el que hay que decir adiós.
Aunque las hay de todo tipo, las despedidas me remiten a una sensación de tristeza. Porque siempre implican la separación emocional, física o geográfica de una persona, de quién muchas veces no quieres separarte.
Este año, no sé si por azar, he tenido que despedirme muchas veces. Y esto es algo que había dejado de hacer. Pienso que a veces uno se despide para siempre, a veces de manera temporal, otras uno no sabe si esa despedida es definitiva, y de hecho hay adioses crueles que te dejan un recuerdo horrendo en la memoria, quizás cuando alguien que amas te dice "ya no quiero estar más contigo", y por más que luches por retenerlo, hay que dajerlo ir y más de una vez, he tenido que decir -y en voz alta-: te dejo ir. Después de todo, en el amor, a diferencia de la amistad, no se puede ir contra la decisión del otro.
Yo nunca he podido encontrarle el truco, porque no creo que despedirse sea fácil. Todo lo contrario. Creo que despedirse es una de las cosas que muchas veces he procrastinado por el simple hecho de no querer enfrentarme a ese momento en el que hay que decir adiós.
Aunque las hay de todo tipo, las despedidas me remiten a una sensación de tristeza. Porque siempre implican la separación emocional, física o geográfica de una persona, de quién muchas veces no quieres separarte.
Este año, no sé si por azar, he tenido que despedirme muchas veces. Y esto es algo que había dejado de hacer. Pienso que a veces uno se despide para siempre, a veces de manera temporal, otras uno no sabe si esa despedida es definitiva, y de hecho hay adioses crueles que te dejan un recuerdo horrendo en la memoria, quizás cuando alguien que amas te dice "ya no quiero estar más contigo", y por más que luches por retenerlo, hay que dajerlo ir y más de una vez, he tenido que decir -y en voz alta-: te dejo ir. Después de todo, en el amor, a diferencia de la amistad, no se puede ir contra la decisión del otro.
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