Se tiene como creencia popular, que los hombres son los que arrancan de los compromiso, pero creo que no es de propiedad exclusiva del género masculino, también existimos mujeres que compartimos tal miedo. Después de haberlos criticado por su actuar, su poca decisión, luego de varias desilusiones creo que me evolucioné a uno de su prototipo. De hecho no quiero dejar de lado mi espacio, mi tan preciada y mal mirada soledad, pero no una soledad dolorosa; ni condena, ni tortura. Sino el estar sola y el estar bien.
Creo que el problema fue cuando empezó a incluirme en todas sus actividades sociales, cuando empezó a hablar de “nosotros” comenzaron los problemas. Mejor dicho, comenzó realmente mi problema. ¿Por qué me comportaba como yo había odiado que otros se portaran así conmigo? .. Creo que el problema no es tan sólo mio, sino de todos aquellos que en más de alguna ocasión han sufrido por alguien o por algo que ha hecho ese alguien. Miedo al Daño, de forma inconsciente esa gruesa capa que construimos para que no nos vuelvan a herir, porque yo personalmente no puedo ni quiero darme ese lujo.
Algunos dirán que todo es un pack de pros y contras, que todo es relativo. Otros dirán que estoy loca al supuestamente, estar rechazando lo que busco por mi soledad, soltería o como quieran llamarle. Es mi mecanismo de defensa. Es mi escudo. Pero así como el amor, la soledad tiene valor cuando uno la obtiene con esfuerzo, a punta cometer errores, a pesar de todo. Cuando la soledad no duele, sino se disfruta, cuando desde tu sonrisa hasta el más sucio de tus secretos es completamente tuyo, es difícil dejar ir tanta libertad y poner un tanto en manos de otro, ceder tu espacio, darle cabida a alguien, compartir, dar, dejarte amar, sentirte vulnerable, abrirte de a pocos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario